Zunilda Borsani
Escritora y Artista Plástica

Los 7 amigos


Los 7 amigos

Había sido un domingo muy agitado. Los domingos se reunían todos en casa de los abuelos, un lugar delicioso donde Iván y sus primos: Ernestina, Claudia y Josecito corrían y se divertían por el fondo, gastando todas sus energías.

- ¡Iván, Iván! – dijo la madre – Vamos, el baño te espera, es muy tarde y mañana tienes que ir al colegio. Voy a dejarte todo pronto: el uniforme, la túnica, los zapatos, las medias y no olvides llevar tu cartulina. Todo pronto para mañana lunes. El fin de semana terminó.

- ¡Iván, Iván! ¿No me oyes acaso? Iván se había tirado sobre un almohadón de su cuarto a pegar figuritas en su álbum y oía desde lejos la voz de su madre mientras pensaba:

- Volver al colegio, el club, las clases de guitarra, el inglés. . .

-¡¡Iváan!!

- ¡Sí, mami, ya voy! – Con muy pocas ganas tomó su pijama y se metió en el baño - - Yo amo el domingo ¿Por qué no serán todos los días domingos? – murmuró. Salió del baño sacudiéndose el pelo y se despidió de sus padres no sin antes solicitar a su madre el cuento de todas las noches.

- No, no, hoy no habrá cuentos, Iván, es muy tarde, todos estamos muy cansado y mañana hay que trabajar, nosotros también ya nos vamos.

- ¡Pero mamá!

- Sin peros, Iván, a la cama ¡Vamos!

Iván se retiró refunfuñando y bastante enojado. Tomó un libro de la biblioteca, lo ojeó un poco y se tiró boca arriba en su cama mirando el techo.

Pasaron unos minutos y comenzó a oír unas voces que venían del corredor. Hizo silencio y se puso a escuchar. . .

-¿Has visto, nadie me quiere, tampoco Iván? Todo el mundo desearía que yo, fuera tú.

- ¿Yo? – dijo el Domingo gordo, sonriente y con las mejillas rojas – No creas, algunos dicen que soy triste, porque cuando me voy todo comienza de nuevo. En cambio tú, Sábado, que estás antes que yo, eres más alegre.

- No dejo de reconocerlo –Dijo el Sábado – me eligen para salir de tarde y también de noche, sobre todos los adultos, para ir al teatro, al cine, a bailar, para festejar cumpleaños. . .

- ¡Para ahí! – dijo el domingo – A mí también me eligen

- Sí, claro, pero no es lo mismo, mi noche es más larga, al otro día cuando llegas tú, todos pueden quedarse hasta muy tarde en la cama, no hay apuro para almorzar. En cambio tú, mi pobre amigo, produces tristeza, sobre todo en los niños y en aquellos que van a trabajar muy temprano.

- ¡Oh! ‘Cálmense ya! Están discutiendo cuando son los más privilegiados, junto al viernes, claro – dijo el Martes

- ¡Protesto, protesto! Dijo el Viernes. No es cierto, soy como momo cualquiera de ustedes, cuando amanezco, se va a trabajar y se va a la escuela

- Sí, - dijo el Lunes – también se hacen las compras del fin de semana, y no vas a negarme que todos te esperan con ansiedad y entusiasmo.

- Hum. . . Sí, tal vez – dijo el Viernes muy orgulloso

- ¿Qué dejan para mí, muchachos? Dijo el Miércoles, mientras se rascaba la cabeza – yo no tengo nada nuevo

- Eso depende – Dijo el Martes – Tú vienes después que yo y ya todos están más tranquilos, se acerca el Jueves que por estar al lado del viernes, es un poco más alegre y por lo tanto no eres tan pesado como yo, que estoy siguiendo al lunes en el principio. El Jueves no decía nada

Esto ha sido una pequeña muestra del libro, si deseas obtener el mismo comunícate con la autora haciendo clic aquí.


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